sábado, 21 de noviembre de 2015

100 AÑOS DE LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD

Albert Einstein y los 100 años de la Teoría General de la Relatividad

MIRÁ EL VIDEO: 15 FRASES CLAVES DE EINSTEIN.  Este 25 de noviembre se cumplirá el centenario de la teoría que cambió el conocimiento acerca del mundo y el universo para siempre. Aquí reunimos testimonios e imágenes sobre el único científico del siglo XX convertido en leyenda. A 90 años de su histórica visita a la Argentina.

domingo, 11 de octubre de 2015

LOS DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA

El uso del discurso de los derechos humanos por parte de los actores armados en Colombia:
humanización del conflicto o estrategia de guerra?(1)
The use of the human rights discourse by Colombian illegal armed groups:
humanization of the armed conflict or strategy of war?

1Juana Schlenker,2Manuel A. Iturralde
1antropóloga de la Universidad de los Andes, Master en Antropología Visual de Goldsmiths College (Universidad de Londres).
2profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes.

RESUMEN
En Colombia los derechos humanos son principios normativos reconocidos por todos los grupos armados involucrados en el conflicto armado; sin embargo, en la práctica su violación se ha incrementado en las últimas décadas. Este artículo explora la manera en que las FARC, el ELN y las AUC entienden e incluyen en su discurso político los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, y pone de manifiesto la brecha que existe entre sus discursos y sus acciones. Los derechos humanos y el DIH se han convertido de esta manera en armas políticas dentro de la lógica de la guerra.
El artículo considera el contexto más amplio en el que se desarrolla el conflicto armado colombiano para resaltar la dificultad que implica pasar de la retórica a la práctica de los derechos humanos. Se aborda así la manera en que se construyen relaciones sociales, lenguajes e identidades que reproducen la violencia, favorecen la exclusión y dificultan la apropiación del discurso de los derechos humanos. El artículo concluye con una serie de reflexiones sobre la posibilidad de que los derechos humanos recuperen su poder transformativo dentro del contexto colombiano y dejen de ser un discurso vaciado de contenido y manipulado dentro de la lógica de la guerra.
Palabras clave: Derechos humanos, conflicto armado colombiano, actores armados, discurso político.

SUMMARY
In Colombia human rights are normative principles recognized by all the illegal groups involved in the armed conflict; nevertheless, their violation has increased during the last decades. This article explores the way in which the FARC, the ELN and the AUC understand human rights and Humanitarian International Law and include them in their political discourse, showing the distance that exists between their discourse and their actions. Thus, human rights have become political weapons within the logic of war.
The article takes into consideration the wider context of the Colombian armed conflict in order to understand the difficulty of moving from rhetoric to practice regarding human rights. Thus, the article tackles the construction of social relations, languages and identities that reproduce violence, favor exclusion and hinder the appropriation of human rights. The article concludes with a series of reflections about the possibility of regaining the transformative power of human rights within the Colombian context, so that they are no longer manipulated within the logic of war.
Key words: Human rights, Colombian armed conflict, illegal armed actors, political discourse.


Introducción
Durante los últimos quince años, y dentro del contexto del conflicto armado colombiano, el Estado, los grupos alzados en armas y la sociedad civil han usado de manera profusa el discurso de respeto a los derechos humanos; sin embargo este discurso ha tendido a vaciarse de contenido al enfrentarse a un escenario donde su vulneración es continua y reiterada en medio de una gran impunidad.
La brecha entre la teoría y la práctica de los derechos humanos deja la sensación de que este discurso es utilizado por los grupos alzados en armas para la consecución de fines e intereses estratégicos más que por un compromiso real con dicho ideal humanitario. Tal uso estratégico ha dado lugar a una pérdida de confianza de la sociedad colombiana en el carácter emancipador de los derechos humanos y en su capacidad de transformar la realidad.

sábado, 10 de octubre de 2015

ARTÍCULOS SOBRE LA ENERGÍA

jueves, 3 de septiembre de 2015

POLÍTICA Y PERSUASIÓN

POLÍTICA Y PERSUASIÓN
(Las prácticas políticas como prácticas discursivas)





Por: Raúl Alberto Botero Torres
        Universidad Nacional de Colombia-Sede Medellín         
        Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
        Departamento de Ciencia Política



 UNO.
Este texto tiene un propósito fundamental: mostrar de la manera más clara y contundente que sea posible el carácter argumentativo o mejor , persuasivo, de las prácticas políticas, en tanto que prácticas discursivas.  Esta afirmación que contiene la tesis a sustentar, implica trasegar un camino que comienza con el análisis de las prácticas discursivas desde la perspectiva dada por El Análisis Crítico del Discurso, continua con una asunción del carácter persuasivo que ellas revisten, en la medida en que pueden ser asumidas como procesos materiales generadoras de una forma de valor que nomenclamos como significación y termina, por lo menos provisionalmente, con unas conclusiones y derivas. Estas  últimas son, por supuesto, discutibles.

Planteo como dominante el carácter persuasivo y no exactamente el argumentativo porque este último presupone una apelación a la racionalidad de los sujetos intervinientes en el proceso de intercambio simbólico que tiene lugar a partir de unos intereses que van desde lo prosaico de lo material hasta lo poético de lo imaginario. Una mirada a las prácticas políticas que tienen lugar en el contexto de la sociedad colombiana contemporánea, así no supere el umbral de superficie, muestra de una manera bastante explícita que ellas están recurriendo a los afectos y las pasiones de los sujetos convocados  y no a su capacidad de análisis, cualquiera que ésta pudiera ser.[1] Adicionalmente, uno pudiera esgrimir como fundamento de la argumentación el carácter peyorativo que reviste en la mayoría de los casos el ocasional tratamiento de los presupuestos centrales de la teoría de la argumentación. [2] El capital simbólico que muchos de los grupos y de los sujetos invierten para participar de los procesos parece estar más del lado de lo instintivo que coloca los sujetos en un eje de horizontalidad con los individuos de otras especies, que del lado de la racionalidad constituidora de un principio de diferencia.

En este punto puede resultar significativo aludir a los presupuestos metodológicos ya que son ellos los que marcan la dirección del trabajo realizado. Parto de una hipótesis construida a partir la noción de práctica discursiva, en tanto resulta un concepto de base para cualquiera consideración de la política entendida como práctica generadora de significación[3]. A continuación me concentro en la consideración de la dimensión discursiva de las prácticas políticas, ya que desde mi punto de vista estas resemantizan lo real, en tanto giran alrededor de tres referentes: el Estado, el poder y la ley, asumidos desde los ámbitos de lo simbólico y de lo imaginario. Finalmente, intento inferir unas conclusiones que deben guardar con las premisas contenidas en los planteamientos iniciales una relación interna que pueda ser calificada de coherente. Dado que la teoría de base en este caso es la proporcionada por la retórica, presupongo que es la posibilidad de argumentar y no la de demostrar la que se impone.

DOS.
En el campo teórico del Análisis Crítico del Discurso hay muchos nombres que pudieran y debieran ser citados si el propósito es, como en este caso, aproximarse a la política bajo el presupuesto de que esta se constituye como una práctica discursiva. Me limito a algunos de ellos, ya que me resultan especialmente significativos. Pienso en Teun Van Dijk, Norman Fairclough, Michael Meyer o Ruth Wodak. Pienso en ellos, porque su trabajo a través de los años ha permitido entender que a partir de los indicios contenidos en piezas discursivas escogidas de una manera que parece cercana al azar, es posible reconocer líneas de producción semántica que en última instancia resultan teniendo un carácter explicativo. Van Dijk , por ejemplo, apunta a las implicaciones que tiene el despliegue del discurso en las posibilidades de la cognición social y en las connotaciones que resuenan en su interior desde las demandas de las ideologías. Fairclough, por su parte, alude a las implicaciones que tiene el análisis crítico en el vasto campo de las ciencias sociales. Un aspecto importante que él considera es aquel que alude al discurso como un momento en los procesos que materializan las prácticas sociales. Mientras Meyer se ocupa de los aspectos operativos de los métodos utilizados por este enfoque, Wodak trabaja de una manera exhaustiva el problema devenido de contemplar la historicidad de los análisis realizados con una metodología crítica.[4] Los citados y otros más que resultaría agobiante siquiera mencionar, logran con su trabajo lo que aparece en el horizonte de sentido de las llamadas ciencias sociales: visibilizar aquello que las ideologías dominantes intentan recurrentemente ocultar o trivializar en una operación manipuladora que supuestamente intenta explicar los ejercicios de dominación y de exclusión, pero que termina convirtiéndolos en anodinos al mostrarlos como dados de una manera que tiene que ver con la casualidad. Según esa estrategia manipulatoria las cosas suceden como suceden porque responden a unas lógicas de lo natural y no de lo social.
El análisis derivado de la postura del ACD responde en primer lugar a una noción de discurso según la cual este puede entenderse como “un concepto de habla que se encontrará institucionalmente consolidado en la medida en que se determine y consolide la acción y, de este modo, sirva ya para ejercer el poder”[5] Como bien puede verse en esta acepción de discurso lo que aparece como determinante es la noción de poder. Éste deriva su centralidad del carácter relacional que lo hace semejante y distinto a la ideología y a la historia. Esta triple relación puede ser asumida desde una perspectiva crítica, es decir evaluadora, que termine mostrando su valor relativo en tanto responde a los intereses de un grupo social y no del conjunto de la sociedad como generalmente es presentado.[6] Ruth Wodak plantea que “una explicación plenamente crítica del discurso requeriría por consiguiente una teorización y una descripción tanto de los procesos y las estructuras sociales que dan lugar a la producción de un texto como de las estructuras sociales y los procesos en los cuales los individuos o los grupos, en tanto que sujetos históricos, crean sentidos en su interacción con textos.[7]  Ahora bien, ya que ese discurso en la mirada de Van Dijk está tan estrechamente relacionado con la cognición social y con la ideología, es necesario, o  por lo menos procedente, dar cuenta de esas dos nociones. 

Según la profesora  Cyntia  Meersohn , que ha escrito una excelente presentación del trabajo de Van Dijk , para éste las creencias cognitivas fundamentales están en la base de las representaciones sociales compartidas por los miembros de los grupos sociales y marcan de distintas maneras el horizonte de sentido que termina siendo significativo en el proceso de configuración identitaria de los sujetos como miembros de esos grupos. Si lo que está en juego toda vez que los sujetos se inscriben en las prácticas discursivas, es la manera como acceden al vasto e intrincado mundo de la cognición social, entonces parece necesario, o por lo menos útil, asumir el discurso como una práctica social que genera unas formas de sentido mediante las cuales se valora lo real y se configura unas modalidades de realidad, en tanto que están basadas en la interacción y en la negociación que relaciona a los miembros de unos grupos sociales. Meersohn sostiene en otra parte de su texto sobre el pensamiento de Van Dijk  que “Las cogniciones sociales son estrategias y representaciones mentales compartidas que monitorean la producción y la interpretación del discurso”[8]  

Patrick Charaudeau y Dominique Maingueneau, partiendo de la noción de práctica social entendida como “una acción sobre el mundo: acción sobre uno mismo, sobre el otro y sobre las situaciones”, plantean que las prácticas lingüísticas son mucho más que un instrumento de comunicación o una representación del mundo.[9] Lo plantean, en la medida en que consideran que éstas pueden asumirse fundamentalmente como prácticas de producción de sentido, aunque también pudieran entenderse como prácticas de reproducción o de transformación de ese sentido, vinculado al mundo real y a las nociones de realidad que construimos a lo largo de nuestras vidas. Más acá de ello hay una noción que debo mencionar. Es la de formación de lenguaje, propuesta por J. Boutet. Para él ésta puede entenderse como “un conjunto regulado de prácticas de lenguaje que organiza a estas, según relaciones de fuerza, en prácticas dominantes y prácticas dominadas[10]  

Esas prácticas de lenguaje, insertas en el punto de entrecruzamiento de las teorías foucaultianas y las marxistas, permite la configuración de la noción de práctica discursiva. Esta puede considerarse como una forma de acción sobre el mundo, en relación directa con las fuerzas sociales. Foucault  entiende esas prácticas discursivas como “un conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre determinadas en el tiempo y en el espacio, que definieron en una época dada y para un área social, económica, geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de la función enunciativa”[11] Maingueneau considera que las prácticas discursivas aparecen cuando “se trata de aprehender una formación discursiva en tanto es inseparable de las comunidades discursivas que la producen y la difunden”[12] Finalmente, una alusión a la Pragmática. en la medida en que estudia las relaciones entre los lenguajes y las condiciones materiales en medio de las cuales éstos son usados. En el estudio de estas relaciones interesa de manera primordial entender a las segundas como constituyentes de un contexto para la materialización de los primeros. Interesa también tener en cuenta que uno de los presupuestos fundamentales de la teoría pragmática es distinguir aquello que se expresa de aquello que se comunica. [13]

TRES.
He señalado al comienzo de este texto las razones por las cuales considero que las prácticas políticas son prácticas discursivas. Quisiera subrayar en este punto dos cosas que me parecen primordiales: 1. Esas prácticas políticas tienen en su base una lógica relacional que las lleva a buscar ser vinculantes e incluyentes.  2. Esas prácticas resemantizan lo real, en tanto redistribuyen las posibilidades de juego simbólico para los sujetos en sus relaciones con el mundo real y con las posibilidades de expresar de una manera clara sus percepciones.

He dicho también que esas prácticas giran en torno a tres referentes discursivos: El Estado, el poder y la ley. Pues bien parece ser la hora de precisar la manera como los entiendo, en tanto que dispositivos discursivos que están significando de nuevo cada vez que son usados en el contexto de delimitación de lo real que apunta a la configuración de una forma de realidad.

En primer lugar, entiendo El Estado como una macroestructura de sentido que deriva su validez de su inscripción en el contexto de una formación social históricamente determinada. Me parece que está más o menos claro que ese Estado deriva su plena vigencia del reconocimiento de su legitimidad  para regular de un modo cierto las relaciones intersubjetivas y las relaciones estructurales que conectan a los grupos sociales entre si.

En segundo término entiendo el poder como esa capacidad ostentada por los grupos sociales y por los sujetos interrelacionados que los constituyen de hacer algo que les resulta pertinente o relevante y, más allá de ello, de lograr que otros lo hagan bajo el presupuesto de que hacen lo que hacen, porque eso es lo deben hacer. En otras palabras, que lo hagan bajo el presupuesto de que ello constituye algo que responde a su naturaleza y no, como lo plantea un análisis objetivo, que esa acción realizada es el resultado de la manera como ellos interpretan lo real-real desde lo simbólico, pero, sobre todo desde lo imaginario. 

Finalmente, entiendo la ley como “la regla social establecida de modo permanente por la autoridad pública competente y sancionada  por la fuerza.”[14]  Un análisis mínimo de esta noción nos permite reconocer el carácter social que subyace en la  ley, el papel legitimador de la autoridad pública competente y la posibilidad sancionatoria de las fuerza. En la formulación de la ley se resalta esa frontera flotante entre lo público y lo privado. Como bien lo señala Ángel López García en un texto suyo sobre la teoría de los límites, estos no solo muestran donde termina algo, sino también donde empieza.[15]

A diferencia de lo que no pudiera llevarnos a creer el sentido común, la urdimbre de relaciones que hace político lo político se sustenta sobre la contradicción generada por el antagonismo de quienes concurren a las prácticas políticas en su condición de actores, para buscar, como dirían los sicoanalistas, el punto de sutura que permite convertir lo político en política. Esto puede resultar altamente significativo donde se ha ido abriendo paso la creencia ingenua de que el debate se fundamenta en la posibilidad de lograr el consenso y no de administrar el disenso. En palabras de Chantal Mouffe las posibilidades de la democracia radical se fundan mas en el antagonismo de los participantes demandando el respeto por la diferencia que en el engañoso acuerdo fraterno.[16] Para Juan Manuel Vera esto supone “un protagonismo de las pasiones en la política y la necesidad de movilizarlas hacia objetivos democráticos, afirmando que no se puede reducir la política a la racionalidad, precisamente porque la política indica los limites de la racionalidad, con su perpetua construcción de antagonismos.”[17]

Las teorías de la enunciación que pueden ser inscritas en el contexto de las teorías pragmáticas pueden ser vistas como parte de una vasta revolución teórica que llevo a un sector importante de los estudiosos del lenguaje a interesarse por el lenguaje, considerándolo una forma de acción. El papel jugado por autores como A.J. Austin, Jhon Searle, Emilio Benveniste y Patrick Charaudeau, para citar algunos, nos permite una conclusión o una deriva, así esta no sea muy definitiva y contundente. Esto nos lleva a plantear las luchas políticas como una interlocución persuasiva que se fundamenta el respeto por el otro a partir de la admisión de la diferencia antagónica. Es el derecho del otro a fijar y defender públicamente su diferencia lo que aparece como una exigencia para el uno. No sobra decir que el uno y el otro cobran validez no en relación consigo mismos sino en sus relaciones con el antagonista. Ese que siempre, absolutamente siempre, emergerá del análisis como mucho más que un sujeto empírico. Ese sujeto funge allí a la manera de un destinatario intermitente que evoca e invoca unas modalidades enunciatarias que lo llevan a ser “un cuerpo de saber”. [18]

Un proyecto político es siempre una posibilidad por materializarse en los términos de una enunciación que a diferencia de lo que es usual en los procesos enunciatarios no se la juega por el tiempo presente, sino por el futuro. No se trata de lo que es, sino de lo que puede ser. Desde una perspectiva retórica no importa tanto que puede ser verdad, como aquello que puede ser creído. Es como diría Borges, un juego laberíntico de espejos en que nos remiten no aquello que cada uno de ellos es, sino a lo que no es, es decir, a su significado.    
  



[1] El ejercicio de la política en Colombia parece estar identificada más por un ejercicio de los afectos, en especial del odio y del miedo, que por los intereses derivados de la condición de seres racionales. 
[2] El Presidente de la Republica aludió alguna vez a su dimensión de actor de la política con la siguiente expresión:”No soy un retórico, soy un luchador de la política.” En sus palabras uno puede reconocer una falacia nacida de un prejuicio: la retórica es palabrería. Imposible no recordar a Platón. 
[3] Esta consideración la hago desde la perspectiva del Análisis Crítico del Discurso.
[4] Talvez no haya en el Análisis Crítico del Discurso una noción más importante que la de crítica. Resulta fundamental en tanto supera con creces los límites de una valoración que se enfrenta al falso dilema de lo positivo de lo negativo y se asume como una evaluación rigurosa, sistemática y coherente de aquello que constituye su objeto teórico.
[5] Link J, citado por  Siegfried Jäger en su ensayo “Discurso y conocimiento: aspectos teóricos y metodológicos de la crítica del discurso y del análisis de dispositivos”.
[6] Todo proyecto político tiene un carácter vinculante, es decir, llama a la inclusión de todos. Solo que en la mayoría de los casos privilegia a unos grupos y excluye a otros, en una estrategia que puede ser develada por el análisis crítico.
[7] Ruth Wodak en Métodos de análisis crítico del discurso,  Página 19.
[8] Una introducción a Teun Van Dijk: Análisis del discurso” Página  3
[9] Patrick Charaudeau y Dominique Maingueneau  Diccionario de análisis del discurso”  página  454.
[10] Citado por Charaudeau y Maingueneau. página 454. Las negrillas son mías.
[11] Michael Foucault.  La arqueología del saber.  Página  153.
[12] Charaudeau y Maingueneau.  Op Cit.  Página  456.
[13] En relación con la validez de la pragmática hay básicamente dos posiciones: 1. Los que piensan que ella asume el significado de las palabras como específicamente lingüística (ejemplo, Oswald Ducrot) y los que consideran que este depende del funcionamiento global del pensamiento (ejemplo, Donald  Wilson).
[14] Héctor Velásquez.  Introducción al derecho.  Página  132
[15] Ángel López García.  Teoría de los límites.  Editorial Cátedra.
[16] El Presidente de la Republica ha reiterado en muchas ocasiones su percepción de las luchas políticas llamando al debate fraterno, sin odios y sin antagonismos. Solo que muchas veces ese llamado se acompaña de falacias ad hominen en las que ataca a las personas  y no a los argumentos que esgrimen.
[17] Juan Manuel Vera.  Chantal Mouffe: por una ciudadanía democrática radical.  Página  2.
[18] La hipótesis es de la profesora Gladis Lucía Acosta. En su acepción más radical esta concepción del sujeto permite ir más allá del sujeto empírico y aún del locutor, accediendo a la noción de sujeto como la de una posición ocupada precaria y transitoriamente por unas modalidades de enunciación expresadas más allá de la conciencia, pero no más allá del deseo. 

lunes, 24 de agosto de 2015

LA ARGUMENTACIÓN POLÍTICA

    LA ARGUMENTACIÒN POLÍTICA: UN EJERCICIO DE PODER 


UNO.
Los sofistas, en general; Gorgias, en particular, pueden ser vistos hoy como maestros de la palabra argumentativa. Dicho más enfáticamente: como practicantes de unas formas discursivas identificadas por el propósito de la persuasión. Más que crear una escuela o una corriente de pensamiento pedagógico en la cual fuese posible identificar maestros y discípulos, el objetivo primordial de su trabajo parece haber sido el de lograr que los jóvenes que recibían sus lecciones fuesen capaces de pensar siempre por si mismos. De la lectura de sus textos me parece que podemos derivar  una serie de propuestas sobre el discurso, los sujetos y el lenguaje que hoy, más de dos mil quinientos años después, siguen siendo pertinentes y apropiadas.[1] Los sofistas, vistos en la perspectiva de una teoría del discurso político considerado como una forma particular y concreta de discurso argumentativo, aparecen ahora como los adalides precursores de ese tipo de discurso que centra el uso de todos sus recursos y el cumplimiento de sus objetivos en el logro de una persuasión y no en el despliegue arrogante de una verdad que se presenta a si misma como omnipresente y absoluta. Mejor dicho, el estudio de los trabajos escritos por los sofistas nos pone en frente de una hipótesis según la cual la verdad no constituye el centro de los procesos argumentativos.

domingo, 23 de agosto de 2015

LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA DEL ODIO Y DEL MIEDO EN COLOMBIA


LA CONSTRUCIÓN DISCURSIVA DEL  ODIO Y DEL MIEDO EN LA COLOMBIA CONTEMPORÁNEA


Raúl Botero Torres
Departamento de Ciencia Política-Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
Universidad Nacional de Colombia (Medellín)

Resumen

Una aproximación a los procesos de argumentación política que se han dado en la Colombia contemporánea, por modesta que pueda resultar, tiene que considerar una serie de presupuestos teórico-metodológicos mínimos. En este caso éstos están presentes desde El Análisis Crítico del Discurso, más exactamente devienen del componente retórico de opción multidisciplinar. Metodológicamente se consideran esenciales el método histórico y el hermenéutico en tanto que se abordan los procesos argumentativos en su doble condición de empíricos y discursivos. La tesis básica que intento desarrollar es que en la Colombia contemporánea hay un resurgimiento muy enfático del macroproyecto conservador que ha identificado la historia política de este país. Dicho macroproyecto se sustenta en la construcción imaginaria del odio y del miedo. Pretendo a partir del análisis de un corpus de piezas discursivas, que considero claves en el lapso histórico que va de 1991 a 2010, sustentar la tesis propuesta.

Palabras clave: Argumentación, imaginario político, conservatismo, persuasión,  falacias, democracia.

Abstract

An approximation, even a very modest one, to the processes of political argumentation that have occurred in the recent history of Colombia has to consider a minimum series of theoretical and methodological considerations. In this case these elements are present within the Critical Analysis of Discourse, more precisely arising from the rhetoric component, of multidisciplinary option.  Methodologically, the historical and hermeneutic methods are considered essential to approach the argumentative processes in its double nature, empiric and discursive. The basic idea that I try to develop is that recently in Colombia there is a very emphatic resurgence of the conservative macro project that has marked the political history of the country. This macro project is based on the imaginary construction of hate and fear. I intend to sustain the former conclusion based on a collection of discursive pieces in the time lapse between 1991 and 2010.

Key Words: Argumentation, political imaginary, conservatism, persuasion, fallacy, democracy.

sábado, 22 de agosto de 2015

LAS RAZONES DEL SOFISTA

RAÚL BOTERO TORRES


LAS RAZONES DEL SOFISTA
(Una teoría de la argumentación política)



                                                Medellín- 2010


A Gladys y a Natalia, por su-puesto
  

"Cuando no puedes argumentar…golpeas"

ALBERT CAMUS

(“El Hombre Rebelde”)



.PRESENTACIÓN.

Talvez no haya en los seres humanos una característica o un rasgo más significativo que su competencia para conocer. Es tan definitivo este rasgo que uno podría afirmar de una manera contundente que los humanos somos seres que sabemos y, sobre todo, que  sabemos que sabemos. Al comprometernos en la pretensión de saber el mundo estamos constituyéndonos de una manera inquietante y seductora al mismo tiempo. Podemos saber el mundo como una forma de sabernos plenamente.

Esas posibilidades de conocer tocan con diversos y, a veces, contradictorios tópicos. En este caso interesa el de la política y sus posibilidades de significar en el contexto de lo real, en la medida en que tiene una dimensión discursiva. Ese intento por conocer los distintos aspectos de la política se fundamenta en la convicción de que es importante asumir con urgencia una reflexión teórica sobre  la citada dimensión. También, en aquella según la cual ésta puede y debe ser abordada desde la perspectiva general de las Ciencias del Lenguaje y, más exactamente, desde las Teorías del Discurso. Esas convicciones se fundamentan en el reconocimiento del Estado, el Poder y la Ley, como los referentes centrales de la política, en tanto que una práctica discursiva. La hermenéutica de esos tres referentes se erige, entonces, como la línea central del trabajo teórico que los politólogos hacen de las prácticas que constituyen su objeto.

Me asisten las precitadas convicciones en la medida en que considero las siguientes hipótesis: A. Esta dimensión se constituye en tanto las prácticas políticas tienen un carácter vinculante. B. Las teorías del discurso la abordan bajo la presunción de que la lógica que la asiste y le sirve de fundamento es una lógica relacional. C. Esta lógica implica una interpretación de la política que  atienda a las variadas posibilidades que ella ofrece de resemantizar lo real. D. Esas posibilidades, suponen  una revaloración de la dialéctica de la subjetividad, que termina asumiendo la noción de sujeto más como un conjunto de posibilidades ofrecidas por los posicionamientos tenidos, que por una condición ontológica fundamental ostentada por un elemento cualquiera del discurso. E. Dado el carácter de constructo comportado por los referentes de la Ciencia Política, se hace imprescindible un análisis coherente y sistemático.          

Esta propuesta académica tiene unos objetivos que pueden resumirse de la siguiente manera: 1. Abrir espacios para la investigación en Ciencia Política. 2.   Diferenciar las nociones de demostración, argumentación y persuasión. 3. Hacer una caracterización de la dimensión discursiva de la política. 4.  Aplicar los conceptos citados al análisis de las prácticas políticas, independientemente del tipo de participación que los sujetos tengamos  en ellas. 5. Ofrecer a los estudiantes de Ciencia Política los elementos teóricos que les permitan un acercamiento a las teorías del discurso y de la argumentación.

En el presente texto, escrito como parte de una reflexión teórica sobre la política, intento recoger, mostrar y explicar de una manera que resulte coherente y comprensible, las condiciones de la discusión sobre la dimensión discursiva de las prácticas políticas. Me interesa, sobre todo, proponer el debate a partir de unas conjeturas y unas hipótesis que resulten contrastables. No pretendo el consenso y el acuerdo. Aspiro si, a que todos podamos argumentar sobre las posiciones que cada uno de nosotros asuma y a que respetemos las diferencias que surjan, por agudas que estas puedan ser.

El texto se abre con una introducción hecha con base en la pregunta ¿Qué significa argumentar en política? Me interesa empezar resolviendo esa pregunta, así sea de manera relativa y parcial, porque considero que esta es la pregunta de base. Si tenemos algo que decir en frente de ella, entonces habremos comenzado a trasegar un camino lleno de incertidumbres y de ambigüedades, pero también de hallazgos en el horizonte del conocimiento. No busco la seguridad de una respuesta absoluta y contundente. Procuro, más bien, tener argumentos y razones para preguntar de una manera más fina y más cercana al espíritu investigativo que a la ingenua seguridad de la creencia. 
 
El primer capítulo alude a los postulados de la Pragmática. Ello se justifica en virtud de las posibilidades que ésta tiene de explicar el carácter intencionado de los usos que los sujetos le damos a los lenguajes. También porque interesa resaltar que en los procesos de argumentación se hace más o menos evidente la primacía de la llamada comunicación estratégica sobre la llamada comunicación abierta u honrada. Interesa precisar a qué  tipo de acción nos estamos refiriendo cuando aludimos a las acciones lingüísticas. También resulta importante examinar la teoría de los actos de habla, las estrategias discursivas y, sobre todo, el carácter polifónico del acto de enunciación.

 El segundo, está dedicado a hacer una aproximación a la noción de discurso. Esta se ha ido constituyendo en las últimas décadas como una categoría fundamental en el contexto de los estudios sobre el lenguaje. Su abordamiento significa pasar de lo abstracto y formal del lenguaje a lo pragmático devenido del acto enunciatario. Por esa razón lo que interesa en este punto es examinar todos esos mecanismos y procesos que permiten al lenguaje hacerse reconocible en el discurso. Me parece primordial examinar el discurso desde su doble dimensión de estructura y de proceso. Igualmente, estoy interesado en analizar las modalizaciones como expresión de la subjetividad y como fundamento de una tipología de los discursos.

El tercer capítulo involucra un examen mínimo, pero coherente, de la teoría de la argumentación. Este examen comienza con un rastreo histórico que compromete los aportes de la Retórica en la Antigüedad Clásica, pasa por los aportes del medioevo, hasta llegar a la actual Teoría de la Argumentación. Igualmente, intento abordar las categorías básicas en los procesos argumentativos. Me interesan de manera primordial, la persuasión y la verdad. La primera, porque la considero el eje dinamizador de toda argumentación. La segunda, porque la ambigüedad de su papel hacen imprescindible su consideración.   

El cuarto, y último de los capítulos del texto, se centra en la argumentación política. En la medida en que esta es la parte nodular del texto, resulta pertinente abordar todos y cada uno de los aspectos que hacen de la argumentación política, una argumentación específica y particular. Empiezo por contextuar en el ámbito del lenguaje todo propósito argumentativo, en la medida en que supongo que le resulta pertinente y apropiado. Examino después lo público, bajo el presupuesto de que constituye el centro de todo el quehacer político, porque éste busca siempre la satisfacción de los intereses colectivos, privilegiándolos frente a los individuales o particulares. Me interesan los referentes del discurso político, pero, sobre todo, las posibilidades de resemantizar lo real a partir de su uso discriminado. Me atrae la posibilidad de encontrar nuevos valores o distintos sentidos a unos significantes que básicamente aparecen como flotantes. A mi modo de ver las teorías contemporáneas del lenguaje, entre ellas las derivadas de las propuestas chomskyana, bajtiniana y perelmaniana, entre otras, nos llevan a la hipótesis de que el lenguaje constituye el más político de los temas. Por ello, precisamente por ello, es casi una evidencia que todo uso efectivo y material del lenguaje constituye siempre y en todo lugar un ejercicio de poder.


viernes, 14 de agosto de 2015

LOS MODOS DE CONOCIMIENTO

El problema de la verdad y de los criterios de verdad. Lenguaje y conocimiento filosófico.

Verdad, coherencia, certeza. La verdad como algo del ser: aletheia; la autenticidad, la confianza y la fiabilidad. La verdad del juicio y de la proposición: adecuación. La verdad del razonamiento: validez y coherencia. La verdad del entendimiento: seguridad y certeza. La verdad como lo que no hay: posibilidad del ser y del decir. La verdad como promesa: lealtad y fidelidad. La verdad del lenguaje: semántica y pragmática. La verdad ética: veracidad.

En los ámbitos del conocimiento empírico y del razonamiento lógico, o en los más complejos aún de la acción práctica, utilizamos criterios de verdad para evaluar lo que nos ocurre –a nosotros y a las cosas, y al lenguaje con el que hablamos de todo esto–. Un acto humano consciente, voluntario, ya sea teórico o práctico, sólo llega a realizarse del todo cuando el sujeto que lo ejecuta es capaz de valorarlo –darle un sentido– y evaluarlo –determinar su grado de verdad–. El problema surge cuando intentamos especificar mediante una sola definición qué entendemos por ‘verdad’, porque, al ser muy distintas las acciones y los objetos considerados en ellas, muy distintos son también los criterios de verdad que les aplicamos, y los ‘tipos de verdad’ que cabe apreciar.
Vamos a ir observando diversas formas de decirse la verdad. Tal vez al cabo tengan todas algo en común, o tal vez descubramos que sólo se trata del uso indiscriminado de un mismo término para referirse a asuntos demasiado dispares. Esto es, puede ser que estemos ante un caso de imprecisión lingüística. Al final del tema nos tendremos que enfrentar a esta disyuntiva, y también habremos de reflexionar sobre la relación que se establece entre el lenguaje y las cosas, porque lo que parece obvio es que el asunto de la verdad sólo se le plantea a un ser que emite juicios sobre las cosas que le conciernen y tiene la facultad de recapacitar sobre tales juicios.


sábado, 1 de agosto de 2015

GRAN BIBLIOTECA DE AJEDREZ

Ültima actualización junio 08/2015
No olvides hacer click en "+1"
Paginas relacionadas: ajedrezpaisa2014.b logspot.com
leonarioss.blogspot.com

Download Libro pasando paginas (150Wx150H)

AVISO LEGAL: Los archivos de texto electrónico y en formato audiovisual expuestos en esta página tienen por único objeto promover y difundir valores culturales y difusión del ajedrez. Bajo ningún concepto persiguen fines lucrativos, prohibiéndose expresamente su copiado para uso comercial. Solo se reproduce material al que es posible acceder de manera libre, pública y gratuita en distintos blog, web, sitios y lugares de Internet. Si algún autor o compositor, representante legal o sus derechos habientes considera que la exposición de algún material en particular afecta sus derechos de autor, rogamos comunicárnoslo a fin de proceder a su retiro. Lo publicado en esta página son todos links o enlaces a otros sitios externos, en este blog no se alojan los archivos a que se hace referencia.